Dios sacrifica a su Hijo

9 de octubre de 2025

Dios sacrifica a su Hijo

9 de octubre de 2025

Dios sacrifica a su Hijo

Un domingo por la mañana, un pastor presentó a su amigo de la infancia y le pidió que compartiera unas breves palabras de aliento. A continuación, un anciano subió al púlpito para hablar.  

"Un padre, su hijo y un amigo de éste navegaban frente a la costa del Pacífico cuando una tormenta que se acercaba rápidamente bloqueó cualquier intento de volver a la orilla. Las olas eran tan altas que, aunque el padre era un marinero experimentado, no pudo mantener el barco en posición vertical, y los tres fueron arrastrados al océano."  

"El padre consiguió agarrar un cabo de rescate de la embarcación volcada y tuvo que tomar la decisión más atroz de su vida: a qué niño lanzaría el otro extremo del cabo. Sólo tenía unos segundos para decidir. El padre sabía que su hijo era cristiano y también sabía que el amigo de su hijo no lo era. Lanzó el cordel al amigo de su hijo. Cuando tiró de él, su hijo había desaparecido en la oscuridad de la noche. Nunca se recuperó su cuerpo".  

"El padre", continuó, "en cierto modo sacrificó a su hijo. Qué grande es el amor de Dios para hacer lo mismo por nosotros".

Pocos minutos después de terminar el servicio, dos adolescentes estaban junto al anciano. 

"Ha sido una bonita historia", empezó cortésmente uno de los chicos, "pero no creo que fuera muy realista que un padre entregara la vida de su hijo con la esperanza de que el otro chico se hiciera cristiano".

"Tienes razón", respondió el anciano, mirando su Biblia. Una gran sonrisa ensanchó su estrecho rostro y, una vez más, miró a los chicos y dijo, 

"Seguro que no es muy realista, ¿verdad? Pero estoy aquí hoy para decirles que ESA historia me da una idea de lo que debe haber sido para Dios entregar a Su Hijo por mí. Verán... Yo era el amigo del hijo". 

Sacrificio

La palabra, e incluso el concepto, de sacrificio aparece no sólo en el Nuevo Testamento, sino también en la Torá La palabra, e incluso el concepto, de sacrificio aparece no sólo en el Nuevo Testamento, sino también en la Torá. En esencia, la palabra hebrea para sacrificio(zevach) significa "acercarse entregando algo precioso". En el Antiguo Testamento, los animales sacrificados (algo precioso) se ofrecían para que los fieles pudieran acercarse a Dios.

Esos animales inocentes eran como flechas gigantes que apuntaban hacia Cristo; sin Él, todo el sistema de sacrificios carecía de sentido. Pero con la confesión del cristiano: "Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado por nosotros", la institución misma se funde perfectamente.

En el Nuevo Testamento (escrito en griego), la esencia de la palabra thysia -traducida"sacrificio"- implica la entrega voluntaria en aras de la devoción. Los animales no tenían elección a la hora de dar o conservar su vida, Jesús sí. 

¿No deberíamos estar todos agradecidos de que nuestro Salvador no terminara Su oración en Getsemaní con las palabras: "Padre, si es posible, que pase de Mí esta copa. Amén". En cambio, terminó con: "Pero no como yo quiero, sino como Tú".

El amor puede tener muchas definiciones adecuadas, pero ninguna es más espectacular que ésta:

Entonces, ¿fue Dios quien ofreció a Jesús, o Jesús se ofreció a sí mismo? Ambos. 

Dios debe haber dado a su Hijo también

Durante la Segunda Guerra Mundial, era costumbre en Estados Unidos que las familias con un hijo sirviendo en el ejército colocaran una estrella en la ventana principal de su casa. Una estrella dorada indicaba que el hijo había muerto al servicio de su país.

Hace años, Sir Harry Lauder contó una conmovedora historia sobre esta costumbre. Una noche, un hombre paseaba por una calle de Nueva York con su hijo de cinco años. El pequeño estaba fascinado por las ventanas brillantemente iluminadas y quería saber por qué algunas tenían estrellas expuestas. El padre le explicó que esas familias tenían un hijo luchando en la guerra.

Cada vez que el niño veía otra estrella, aplaudía y gritaba: "¡Mira, papá, hay otra familia que ha dado un hijo por su país!".

Por fin, llegaron a un solar vacío, una brecha en la hilera de casas. A través de la abertura, una única estrella brillante brillaba en el cielo nocturno. El niño se quedó sin aliento y exclamó: "¡Oh, papá, mira! ¡La estrella en la ventana del cielo! Dios debe de haber dado también a su Hijo".

La Cruz Maravillosa - "Amor tan asombroso, tan divino, exige mi alma, mi vida, mi todo".